Piensa en este momento: estás tranquilamente disfrutando del día, bajo el sol, cuando un mosquito decide que tú serás su almuerzo. Un zumbido, un pinchazo en el párpado y… ¡zas! Parpadeas. Algo tan simple, tan automático, que ni siquiera lo piensas. Pero, ¿te has detenido a imaginar qué pasa dentro de ti para que eso ocurra?
Resulta que detrás de ese pequeño gesto hay un espectáculo impresionante. Un trabajo en equipo entre tus nervios, tu cerebro y tus músculos, que hacen magia para proteger tus ojos. Hoy te cuento cómo funciona este reflejo tan básico como fascinante: el reflejo de parpadeo.
Reflejos: El arte de reaccionar sin pensar
Un reflejo es la versión ninja del sistema nervioso. Es rápido, automático y siempre está de guardia. No necesitas pensarlo ni planearlo. Simplemente ocurre. Y todo gracias a un circuito súper eficiente llamado arco reflejo. Este circuito conecta tres piezas clave:
- El detector: Las terminaciones nerviosas del nervio trigémino, que detectan el estímulo (como la picadura de ese molesto mosquito).
- El centro de mando: El tronco encefálico, que procesa la señal y decide la respuesta.
- El ejecutor: El nervio facial, que envía la orden al músculo orbicular para que cierre el párpado.
Todo esto sucede tan rápido que, antes de que te des cuenta, el mosquito ya ha perdido su oportunidad de picarte de nuevo. ¡Un aplauso para tu sistema nervioso!
El reflejo de parpadeo en acción

Cuando el mosquito ataca, este es el guion que sigue tu cuerpo:
- Primera escena: El nervio trigémino detecta el pinchazo.
- Segunda escena: El mensaje viaja al tronco encefálico. Aquí se toma una decisión en tiempo récord: “¡Cierra el ojo, ya!”
- Tercera escena: El nervio facial lleva la orden al músculo orbicular del ojo. Resultado: párpado cerrado, mosquito frustrado.
Este circuito no solo es rápido (12 milisegundos), también es preciso. Y lo mejor: está funcionando las 24 horas, siempre listo para protegerte.
Un poco de historia: Sherrington y el «arco reflejo»
Charles Sherrington, un crack de la neurociencia (el otro es don Santiago, evidentemente), fue quien describió cómo funcionan los reflejos. Según él, el arco reflejo es la unidad funcional básica del sistema nervioso. Gracias a su trabajo, hoy entendemos cómo los nervios y músculos se comunican para protegernos sin que tengamos que mover un dedo (o pensarlo, al menos). Si hasta le han puesto su nombre a un cráter en la luna.
Y tú dirás: ¿Por qué es importante esto?
Además de salvar tus ojos de insectos kamikaze, el reflejo de parpadeo es una herramienta clave para los médicos neurofisiólogos clínicos . Por ejemplo:
- Si algo no funciona en este reflejo, puede ser una señal de que los nervios o los circuitos cerebrales están en problemas.
- En neurología, analizar cómo responde este reflejo ayuda a diagnosticar cosas como neuropatías, esclerosis múltiple o incluso lesiones en el tronco encefálico.
¿Qué sigue?
El reflejo de parpadeo es solo el comienzo. En las próximas entradas vamos a ponernos unas «gafas mágicas» para mirar más de cerca lo que ocurre dentro de los nervios, cómo funcionan las señales eléctricas y qué pasa en las famosas sinapsis. Y veremos tambien como hacen los neurofisiólogos para darle utilidad a todo esto.
Por ahora, dime: ¿qué te parece esta coreografía neuronal que tu cuerpo ejecuta cada día sin que te des cuenta? ¡Déjame tus comentarios! 😊
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