El mito de los tres cerebros: Entre la ciencia y la narrativa simplista

El mito de los tres cerebros: Entre la ciencia y la narrativa simplista

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La teoría del cerebro triuno, propuesta por el neurocientífico Paul MacLean en los años 60, sugiere que el cerebro humano es el resultado de un proceso de superposición evolutiva de tres capas distintas:

  1. El cerebro reptiliano, encargado de los instintos básicos como la supervivencia, el hambre y el sueño. Se dice que está formado por las estructuras más antiguas del cerebro, como los ganglios basales, el tronco encefálico y el cerebelo.
  2. El sistema límbico, responsable de las emociones y los comportamientos más primitivos asociados con el placer o la protección. Incluye estructuras como la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo.
  3. La neocorteza, considerada la capa más reciente, asociada al pensamiento abstracto, el lenguaje y las funciones sociales complejas, exclusiva de los mamíferos modernos.

MacLean postuló que estas capas evolucionaron en etapas sucesivas y funcionan de manera autónoma, con lógicas propias. Según su teoría, las capas superiores no sustituyen a las inferiores, sino que se superponen, creando un sistema cerebral jerárquico.


¿Por qué la teoría del cerebro triuno no se sostiene científicamente?

A pesar de su popularidad, la teoría triuna ha sido ampliamente criticada por la comunidad científica debido a las siguientes razones:

  1. Falta de soporte evolutivo: Las estructuras cerebrales no evolucionaron como capas independientes. Desde el principio, el cerebro se desarrolló como un sistema integrado. Por ejemplo, las funciones emocionales atribuidas al sistema límbico también están presentes en aves y reptiles, que no tienen un «sistema límbico» como el de los mamíferos.
  2. Evolución dinámica, no estática: El cerebro no acumula estructuras «nuevas» sin modificar las preexistentes. Las regiones cerebrales cambian de función en respuesta a la evolución y a la interacción con otras partes del cerebro. Por ejemplo, áreas del neocórtex también participan en tareas emocionales y viscerales, tradicionalmente atribuidas al sistema límbico o reptiliano.
  3. Errores en la cronología evolutiva: La idea de que la neocorteza es exclusiva de los mamíferos modernos es inexacta. Estudios han demostrado que ciertas formas de sustancia gris ya existían en mamíferos primitivos y se desarrollaron gradualmente junto con otras estructuras.
  4. Conexión entre funciones: La teoría sugiere que las tres capas operan de forma autónoma, pero la ciencia ha demostrado que las emociones, instintos y razonamientos están profundamente entrelazados.

¿Filogenia recapitula ontogenia? Una idea atractiva, pero incorrecta

La persistencia de esta teoría podría estar relacionada con un concepto del siglo XIX: «La ontogenia recapitula la filogenia». Según esta idea, el desarrollo de un embrión humano repite etapas de la evolución de sus ancestros. Aunque sabemos que esto no es literalmente cierto, hay un reflejo parcial en el desarrollo del cerebro humano:

  1. Las estructuras más antiguas, como el tronco encefálico, aparecen primero en el embrión y se encargan de funciones básicas como la respiración.
  2. Regiones asociadas con las emociones, como el sistema límbico, surgen después.
  3. Finalmente, la neocorteza, encargada de las funciones más avanzadas, se desarrolla en etapas tardías del desarrollo.

Sin embargo, el cerebro no funciona como capas independientes. Desde el principio, estas estructuras están integradas en un sistema dinámico que coordina funciones complejas.


La evolución y la interconexión cerebral

La neurociencia moderna nos enseña que el cerebro ha evolucionado como un sistema adaptable y dinámico, donde las regiones antiguas no son reemplazadas, sino integradas en nuevas redes funcionales. Esto lo hace increíblemente eficiente para enfrentar los desafíos del entorno.

Por ejemplo:

  • Las funciones instintivas están moduladas por el contexto, el aprendizaje y las emociones.
  • Las decisiones racionales involucran la interacción entre el neocórtex y las áreas emocionales.
  • Las estructuras antiguas, como el tronco encefálico, siguen siendo esenciales, pero trabajan en conjunto con las más modernas para generar comportamientos adaptativos.

Conclusión: Más allá del mito del cerebro triuno

Aunque la teoría del cerebro triuno ha sido útil para popularizar conceptos básicos de neurociencia, debemos avanzar hacia una comprensión más precisa y moderna. El cerebro humano es un órgano dinámico que no puede describirse como una simple suma de capas.

La próxima vez que escuches hablar del «cerebro reptiliano», recuerda: es solo una metáfora. El verdadero cerebro humano es mucho más fascinante: un sistema interconectado que refleja millones de años de evolución, adaptabilidad y aprendizaje.

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