Un Descubrimiento Accidental que Cambió la Ciencia
En la década de 1950, Eugene Aserinsky, estudiante de doctorado en la Universidad de Chicago, trabajaba bajo la dirección de Nathaniel Kleitman, uno de los grandes pioneros en la investigación del sueño. En sus experimentos, registraba la actividad ocular de personas dormidas cuando notó algo inesperado: en ciertos momentos de la noche, los ojos de los participantes se movían rápidamente bajo los párpados cerrados.
Intrigado, Aserinsky analizó los registros de electroencefalografía (EEG) y descubrió que esta fase del sueño estaba acompañada de una actividad cerebral muy diferente a la del sueño profundo. Pero lo verdaderamente revolucionario ocurrió cuando despertaron a los participantes en este estado: casi todos relataban sueños vívidos. Así nació la conexión entre el sueño REM y el mundo onírico, un descubrimiento que cambiaría para siempre la forma en que entendemos el sueño y la memoria.
Los Sueños y la Fase REM
Antes de este hallazgo, el estudio de los sueños estaba dominado por interpretaciones psicológicas, en especial las de Freud, que los consideraba manifestaciones del inconsciente. Pero Aserinsky y Kleitman demostraron que soñar no era solo un fenómeno subjetivo, sino una actividad con bases fisiológicas claras.
La fase REM (Movimientos Oculares Rápidos) ocupa entre el 20 y el 25% del sueño nocturno y se caracteriza por una intensa actividad cerebral. En esta fase, la corteza visual y la amígdala (clave en la regulación de emociones) muestran patrones de activación similares a los de la vigilia, lo que explica la naturaleza vívida y emocional de los sueños REM.
Técnicas de Despertar: Cómo Se Estudiaron los Sueños
Para probar el vínculo entre REM y los sueños, los científicos diseñaron un método sencillo pero efectivo: despertar a los participantes en diferentes momentos del sueño y pedirles que describieran lo que recordaban.
🔹 Durante la fase REM, el 80-90% de los participantes reportaban haber estado soñando. Sus relatos eran largos, detallados y con una estructura narrativa clara.
🔹 Durante la fase NREM, el porcentaje de sueños recordados descendía al 40%. Además, los relatos eran mucho más breves y fragmentados, más parecidos a pensamientos sueltos que a historias estructuradas.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes fue que los relatos de sueños REM contenían muchas más palabras que los de NREM, lo que sugiere que esta fase está vinculada a una actividad cognitiva más rica y compleja.
Sueños: ¿Siempre Soñamos?
Sí, pero no de la misma manera en todas las fases del sueño. El contenido onírico y la probabilidad de recordar un sueño dependen de la fase en la que nos despertemos:
🔹 Si despertamos en REM, es muy probable que recordemos un sueño vívido.
🔹 Si despertamos en NREM, los recuerdos son más fragmentarios y abstractos, si es que los hay.
¿Cómo son los sueños REM?
✔ Vivos y alucinatorios: Escenarios detallados, personajes interactuando y emociones intensas.
✔ Narrativos: Suelen seguir una historia con inicio, desarrollo y desenlace.
✔ Creativos: En REM, el cerebro combina recuerdos e ideas de formas inesperadas, lo que podría explicar la conexión entre el sueño y la creatividad.
La neurociencia ha revelado que, mientras soñamos en REM, regiones como la amígdala y la corteza visual están muy activas, lo que sugiere que el cerebro genera experiencias intensas y visualmente ricas.
Sueños en NREM: Un Fenómeno Distinto
Aunque los sueños REM son los más intensos, también se ha demostrado que soñamos en NREM, aunque de forma diferente:
🔹 Menos frecuentes y detallados: Aparecen en el 40% de los despertares en esta fase.
🔹 Más conceptuales: Son más abstractos, como pensamientos sueltos o reflexiones.
🔹 Menos emocionales: A diferencia de los sueños REM, no suelen implicar una carga emocional intensa.
Este hallazgo ha ampliado nuestra comprensión del sueño, mostrando que la actividad mental nocturna no se limita a una sola fase, sino que ocurre a lo largo de toda la noche, aunque con diferencias en su contenido y estructura.
Lo Que Contamos en los Sueños: Más Allá de REM y NREM
Los relatos de sueños varían enormemente entre personas y culturas, pero hay ciertos temas recurrentes en la mayoría de los estudios:
✔ Interacciones sociales: Conversaciones, reuniones y conflictos.
✔ Situaciones de peligro: Caídas, persecuciones, sentir que no podemos movernos.
✔ Eventos cotidianos: Reflexiones sobre experiencias recientes, más frecuentes en sueños NREM.
Aunque los sueños REM suelen ser más alucinatorios y complejos, los de NREM muestran cómo el cerebro sigue procesando información mientras dormimos, aunque de manera más conceptual.
Conclusión: El Mundo Onírico de REM y Más Allá
El descubrimiento del sueño REM cambió la historia de la neurociencia, demostrando que los sueños no son simples ilusiones del inconsciente, sino una actividad cerebral con bases biológicas claras.
Gracias a estos estudios, hoy sabemos que soñar es un proceso fundamental para la memoria, la emoción y la creatividad. Aunque REM sigue siendo el protagonista de la experiencia onírica, los sueños en NREM nos recuerdan que el cerebro, incluso dormido, sigue explorando, organizando y reconstruyendo nuestra realidad.
Bonus: ¿Por Qué Recordamos o Olvidamos Nuestros Sueños?
No todos los sueños quedan en nuestra memoria al despertar. De hecho, muchas personas creen que no sueñan simplemente porque no recuerdan sus sueños. Pero ¿qué factores influyen en el recuerdo onírico?
1. La fase en la que despertamos
La probabilidad de recordar un sueño depende en gran parte de cuándo nos despertamos:
✔ Despertar en REM → Favorece el recuerdo. Como esta fase es rica en actividad cerebral y emocional, los sueños suelen quedar más grabados si despertamos en medio de ella.
✔ Despertar en NREM → Hace que los recuerdos sean más difusos o inexistentes, ya que esta fase está menos asociada a experiencias narrativas intensas.
2. La noradrenalina y la memoria del sueño
Durante el sueño REM, los niveles de noradrenalina, un neurotransmisor clave para la consolidación de recuerdos en vigilia, están inusualmente bajos. Esto podría explicar por qué, aunque soñamos cada noche, solemos olvidar gran parte de esas experiencias al despertar.
Curiosamente, las personas con un mayor tono noradrenérgico (como aquellas que se despiertan con facilidad o que sufren ansiedad) tienden a recordar más sueños.
3. La activación de la corteza prefrontal
La corteza prefrontal, responsable del pensamiento lógico y la memoria episódica, está menos activa durante el sueño REM. Esto explica por qué los sueños son ilógicos y por qué nos cuesta recordarlos con precisión al despertar.
Sin embargo, si hay un despertar súbito o una breve activación de la corteza prefrontal en REM, aumenta la probabilidad de que el sueño se almacene en la memoria a corto plazo.
4. La «ventana de consolidación» al despertar
Si no repasamos mentalmente un sueño en los primeros minutos tras despertarnos, es probable que se desvanezca rápidamente. Esto se debe a que los recuerdos oníricos no están bien fijados en la memoria a largo plazo.
🔹 Truco para recordar sueños → Mantener un diario de sueños y escribir cualquier fragmento recordado nada más despertar ayuda a entrenar la memoria onírica y a recordar más detalles con el tiempo.
5. Factores individuales y hábitos de sueño
Algunas personas recuerdan más sueños que otras, y esto puede deberse a:
✔ Ciclos de sueño irregulares: Despertar varias veces en la noche aumenta la probabilidad de recordar sueños.
✔ Altos niveles de dopamina: La dopamina está relacionada con la creatividad y la generación de imágenes mentales, y niveles más altos pueden facilitar el recuerdo onírico.
✔ Atención y entrenamiento: Aquellas personas que prestan más atención a sus sueños o los registran a menudo tienden a recordar más.
Conclusión del Bonus
Recordar o no un sueño no depende solo de su intensidad, sino también de la química cerebral y del momento del despertar. La ciencia aún no ha descifrado por completo este fenómeno, pero lo que está claro es que cada noche nuestro cerebro sigue explorando mundos oníricos, aunque a veces no podamos recordarlos.
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