Redes neuronales: ¿Se parecen al cerebro?

Redes neuronales: ¿Se parecen al cerebro?

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A menudo escuchamos que las redes neuronales artificiales están inspiradas en el cerebro. Pero esta idea, aunque atractiva, me parece una comparación poco afortunada. En realidad, las redes artificiales y las biológicas tienen poco en común más allá del nombre, más bien se parecen como un huevo a una castaña: ambos son redondeados. Hablemos de ello.


El cerebro: lento, pero único

Las neuronas individuales son increíblemente lentas. Mientras los circuitos electrónicos procesan información casi a la velocidad de la luz, las neuronas tardan milisegundos en transmitir impulsos. Y aun así, el cerebro es asombrosamente rápido y eficiente. ¿Por qué?

La clave está en la organización del cerebro:

  • Procesamiento paralelo masivo: Miles de millones de neuronas trabajan simultáneamente.
  • Oscilaciones: El cerebro no solo transmite señales, sino que lo hace en ritmos coordinados. Estas oscilaciones, como las ondas alfa o gamma, sincronizan regiones distantes y permiten que la información fluya de manera eficiente.
  • Plasticidad: Las conexiones cambian constantemente, optimizando el sistema según las necesidades.

Una de las características más intrigantes del cerebro es que oscila. Sus ritmos eléctricos —ondas como alfa, beta, gamma— están presentes en todo momento, sincronizando la actividad de diferentes regiones. Pero, y esto es importante: no sabemos exactamente por qué están ahí ni qué papel cumplen realmente. Se cree que facilitan la comunicación, la selección de información o incluso la memoria, pero su función exacta sigue siendo un misterio.

Este diseño, basado en la lentitud individual pero en la sincronización global, es radicalmente distinto a cómo funcionan las redes neuronales artificiales. Lo que sí está claro es que las redes neuronales artificiales no oscilan (algunos modelos sí, pero esos tienen aun menos inspiración biológica), y por ahora, no parece que lo necesiten para funcionar maravillosamente en problemas reales.


Las redes artificiales: rápidas pero rígidas

A pesar de su nombre, las redes neuronales artificiales no son una réplica del cerebro, sino un modelo matemático inspirado muy superficialmente en cómo funcionan las neuronas. Por un lado, las redes artificiales son estructuras diseñadas para resolver tareas específicas. Su velocidad es abrumadora, ya que procesan millones de cálculos en cuestión de segundos. Sin embargo, carecen de las propiedades dinámicas del cerebro: Son rígidas: Una vez entrenadas, sus conexiones son estáticas y no cambian con la experiencia. Y Requieren datos masivos: Mientras el cerebro puede aprender algo nuevo con un solo ejemplo, las redes necesitan millones de datos para obtener resultados comparables. En esencia, las redes artificiales son rápidas y potentes, pero carecen de la flexibilidad y el dinamismo del cerebro.

Las redes neuronales que han dado mejores resultados hasta ahora son las redes multicapa tipo Deep Learning, particularmente las convolucionales (CNN). Estas arquitecturas han sido especialmente exitosas en tareas que requieren el procesamiento de grandes cantidades de datos, como el reconocimiento de imágenes, la clasificación de audio y el análisis de texto.

Las CNN, inspiradas en la forma en que el sistema visual humano procesa información, están diseñadas para captar patrones espaciales en los datos. Por ejemplo, en imágenes, las CNN detectan bordes, formas y texturas en capas sucesivas, construyendo una representación jerárquica que permite identificar objetos con gran precisión. Gracias a su diseño, han revolucionado campos como:

  • Visión por computadora: Desde el reconocimiento facial en aplicaciones móviles hasta el diagnóstico médico mediante análisis de imágenes de rayos X y resonancias.
  • Procesamiento de texto: Cuando se combinan con técnicas de procesamiento secuencial, las CNN se utilizan para analizar datos estructurados como texto o secuencias genómicas.
  • Biología Molecular: AlphaFold, desarrollado por DeepMind, predice con precisión sorprendente las estructuras tridimensionales de las proteínas a partir de su secuencia de aminoácidos.

Por otro lado, el Deep Learning abarca también arquitecturas más generales, como las redes recurrentes (RNN) y las redes Transformer, que han ampliado aún más las capacidades de las máquinas. Las redes recurrentes, por ejemplo, fueron pioneras en el análisis de datos temporales como series de tiempo o procesamiento de audio, mientras que los Transformers, cuyo caso de éxito más conocido es ChatGPT, han redefinido el manejo de texto y lenguaje gracias a su capacidad para analizar relaciones globales en los datos.

El éxito de estas arquitecturas radica en su capacidad para escalar con datos masivos y potencia de cómputo, lo que ha permitido abordar problemas que antes parecían inalcanzables. Sin embargo, este enfoque masivo también plantea desafíos, como el enorme consumo energético y la necesidad de grandes volúmenes de datos etiquetados para entrenarlas eficazmente. A pesar de sus limitaciones, estas redes han marcado un antes y un después en la inteligencia artificial, consolidándose como pilares de la revolución tecnológica actual.

Ejemplo: Diagnóstico de enfermedades a través de imágenes médicas

Uno de los mayores avances impulsados por las redes convolucionales (CNN) ha sido en el campo de la medicina asistida por inteligencia artificial. Estas redes han revolucionado el diagnóstico por imágenes, permitiendo detectar enfermedades con una precisión comparable, e incluso superior, a la de los especialistas humanos en algunos casos.

El caso del cáncer de mama

Las CNN se han utilizado para analizar mamografías en busca de signos tempranos de cáncer de mama. Un ejemplo destacado es el trabajo realizado por Google Health, cuyo sistema basado en redes convolucionales logró:

  • Reducción de falsos negativos: Detectando cánceres que los radiólogos habían pasado por alto.
  • Mayor eficiencia: Permitiendo analizar grandes cantidades de imágenes en mucho menos tiempo.

Este tipo de sistema procesa las imágenes médicas capa por capa, identificando bordes, texturas y patrones sutiles asociados con el tejido anómalo. Al entrenar las redes con millones de imágenes etiquetadas, se han conseguido tasas de detección extremadamente altas, lo que facilita diagnósticos tempranos y mejora las tasas de supervivencia.

Impacto global

Estas tecnologías no solo benefician a hospitales de alta tecnología, sino que también están siendo adaptadas para su uso en regiones con menos recursos, donde la falta de especialistas hace que los diagnósticos asistidos por IA sean especialmente valiosos. Este ejemplo resalta cómo las redes convolucionales no solo han transformado industrias como la visión por computadora, sino que están teniendo un impacto directo en la vida de las personas, salvando vidas y democratizando el acceso a diagnósticos médicos de calidad.



Comparando ambos mundos

En resumen, hay diferencias fundamentales entre redes biológicas y artificiales en cómo procesan y adaptan la información:

  • El cerebro es lento a nivel de neuronas individuales, pero rápido y eficiente como sistema gracias a su procesamiento paralelo, plasticidad y oscilaciones. Es dinámico, se reorganiza constantemente y aprende con poca información.
  • Las redes artificiales son rápidas a nivel computacional, pero rígidas. Necesitan millones de datos para aprender, y sus conexiones no cambian después de ser entrenadas.

Por ejemplo, si entrenas una red artificial para reconocer gatos, será increíblemente buena en eso, pero no podrá generalizar y entender qué es un «animal» de forma flexible, como lo hace el cerebro.


¿Y qué podemos aprender del cerebro?

Aunque las redes artificiales no se parecen al cerebro, tal vez podamos inspirarnos en algunos de sus principios para mejorarlas:

  1. Plasticidad continua: Las redes podrían beneficiarse de la capacidad de aprender y adaptarse sin reentrenarse desde cero.
  2. Eficiencia energética: El cerebro funciona con 20 vatios, mientras que entrenar un modelo grande consume energía equivalente a cientos de hogares.
  3. Procesamiento dinámico: Aunque no sabemos para qué sirven las oscilaciones cerebrales, podrían inspirar formas de sincronizar procesos en redes artificiales de manera más eficiente.

La gran lección

Las redes neuronales artificiales son herramientas específicas y poderosas, pero no están diseñadas para emular el cerebro. De hecho, ni siquiera sabemos si tiene sentido que lo hagan. El cerebro es un sistema único, con propiedades como la oscilación y la plasticidad que podrían ser irrelevantes para las máquinas, pero esenciales para nuestra biología.

En última instancia, no necesitamos redes que sean como el cerebro; necesitamos redes que resuelvan problemas concretos. Y en eso, las redes artificiales ya están brillando, sin necesidad de ser biológicas.


¿Qué opinas? ¿Crees que la inteligencia artificial debería inspirarse más en el cerebro, o seguir su propio camino? Déjanos tus comentarios. 🧠✨



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